Hay 14 millones de toneladas de microplásticos solo en el suelo de los océanos del mundo, afirman científicos de la CSIRO, (Organización de Investigación Científica e Industrial de Commonwealth) de Australia. Estos también se pueden encontrar en ríos, tierra, e incluso en la lluvia de algunas ciudades, llegando así a la comida y al aire que se respira. Hoy, 7 de abril, día Internacional de la Salud, daremos un vistazo a cómo afectan los microplásticos a los seres humanos.
¿Qué son?
Los microplásticos son partículas de máximo 5mm de diámetro. Se pueden encontrar en un sin fin de artículos de limpieza como en pastas dentales, exfoliantes, jabones, etc. También, se generan por la fragmentación de residuos plásticos (bolsas, redes de pesca, empaques, etc) tras la exposición a la luz solar con el paso del tiempo.
¿En qué cantidad son consumidos?
Ya que sus dimensiones son tan pequeñas, pueden ser ingeridos por todo tipo de especies más grandes a su tamaño, bioacumulándose en todos los ambientes, razón por la cual, en 2019 se estimó que una persona consume, en promedio 182 unidades de microplásticos en mariscos, 10 en la cerveza, 1769 en el agua—incluyendo el agua embotellada y de filtro—y 11 en la sal de mesa, resultando en cerca de 5 gramos de plástico, lo equivalente a una tarjeta de crédito por semana, de acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de Newcastle, Australia. En el mismo estudio, los investigadores denotan que, esta cantidad puede variar debido a los hábitos de consumo y la localización geográfica en la que se esté.
¿En dónde se encuentran?
Han sido hallados en lugares completamente remotos, como en la cordillera de los Pirineos en el sur de Francia, concluyendo que han llegado mediante a la transportación atmosférica1. También, se han encontrado microplásticos en el 90% de todas las marcas de sal de mesa analizadas a nivel mundial, según un estudio elaborado por investigadores de Corea del Sur y Green Peace en Asia del este.
¿Qué efectos tienen en la salud humana?
Aún hay pocos estudios en cuanto a los efectos de los microplásticos en la salud. Sin embargo, los ftalatos—comúnmente usados para mejorar la flexibilidad en el plástico—han demostrado aumentar el crecimiento de células cancerígenas del tejido mamario, según estudios realizados en cajas de Petri.
También, en estudios realizados en ratas, se demostró que los microplásticos eran almacenados en el hígado, riñones e intestinos, aumentando el nivel de moléculas provocantes de estrés oxidativo en el hígado. Así como el aumento de una molécula que puede ser tóxica para el cerebro2.
Así como la mayoría de las micropartículas, se ha demostrado que los microplásticos pueden pasar de los intestinos a la sangre y de ahí, terminar en otros órganos3.
¿Qué hace el sistema inmune?
El sistema inmune en general no tiene la habilidad de deshacerse de partículas sintéticas (creadas por el hombre). Los microplásticos están en esa categoría, razón por la que estos pueden provocar inflamación crónica y aumentar el riesgo a la neoplasia, es decir, la formación anormal de tumores en el cuerpo, de acuerdo a un estudio realizado por el CESAM (Centro para los Estudios Marítimos y Ambientales por sus siglas en inglés) y el Departamento de Química de la Universidad de Aveiro en Portugal.
¿Cómo contribuir a la reducción de microplásticos?
Ante todo, es importante recordar que los macroplásticos que después se fragmentan en microplásticos provienen de la industria de la pesca, así como la gran cantidad de otros residuos plásticos del día a día. Preferir los productos sustitutos del plástico de un solo uso como bax®, así como llevar los plásticos reciclables a una planta de reciclaje, consumir conscientemente y exigir políticas públicas que mejoren los sistemas de manejo de plásticos, la sustitución completa por materiales biodegradables de un solo uso y el cambio de las prácticas que contribuyen a esta gran problemática son, el camino a seguir.
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